I am the result of the fusion of various cultures, daughter of the political ambivalence that defines my native country, Puerto Rico.
I discovered painting by accident. For years, I thought of myself as a writer; writing, to me, was like painting with words, but I did not realize my passion for the visual arts until I started painting.
It was at a “Noche de Bohemia y Pintura” in Cozumel, a painting workshop led by an accomplished local artist. My first "painting" was a banana grove lulled by the silhouettes of the mountains of my homeland. A randomly chosen image that marked the beginning of a path of discovery that, beyond opening doors, has collapsed walls.
Many of my early works are images of birds, some taking flight, others diving into the sea, all showing off the characteristics that distinguish them and separate them from the rest. I think my fascination with birds stems from my own need to spread my wings and fly; the need to explore, as well as to express and reaffirm my ideas and feelings. To that effect, the canvas and the brush have become my wings.
Through painting I have discovered my thirst for knowledge, my anger at what I consider unfair, my fascination with nature, with form and color, and the power that lies within me, as a woman and as an artist.
Though both my work and I have evolved through the few years that I have been painting, I consider that we are still in diapers. But the potential that lies in me and my development as an artist continue to thrill me.
Art has become an exploration of my Self, my life, my relationships, in the context of the historical, spiritual and emotional moment I am living. I feel a deep respect for this talent that offers me the opportunity to touch people's hearts, to carry a message, or at least arouse curiosity and/ or invite the questioning of established precepts.
Soy el resultado de la fusión de varias culturas, hija de la ambivalencia política que define mi país natal, Puerto Rico.
Descubrí la pintura por accidente pues siempre me pensé escritora. Cierto es que para mí escribir es como pintar con palabras, pero no me percaté de mi pasión por las artes visuales hasta que comencé a pintar.
Fue en una Noche de Bohemia y Pintura en Cozumel. Mi primer “cuadro” fue un platanal arrullado por las siluetas de las montañas de mi patria. Una imagen escogida al azar que marcó el comienzo de un camino de descubrimiento que, más allá de abrir puertas, ha derrumbado paredes.
Muchas de mis primeras obras son imágenes de aves, unas emprendiendo el vuelo, otras zambulléndose en el mar, todas presumiendo las características que las singularizan y separan del resto. Creo que mi fascinación con las aves surge de mi propia necesidad de expandir mis alas y volar; la necesidad de explorar, así como de expresar y reafirmar mis ideas y sentimientos. El lienzo y el pincel se han convertido en mis alas.
A través de la pintura he descubierto mi sed por el conocimiento, mi ira ante lo que considero injusto, mi fascinación con la naturaleza, con la forma y el color, y el poder que yace en mí, como mujer y como artista. Tanto mi obra como yo, hemos evolucionado a través de los pocos años que llevo pintando, pero considero que aún estamos en pañales.
El arte se ha convertido en una exploración de mi Ser, mi vida, mis relaciones, en el contexto del momento histórico, espiritual y emocional que estoy viviendo. Siento un profundo respeto por este talento que me ofrece la oportunidad de tocar el corazón de las personas, de llevar un mensaje, o de por lo menos despertar la curiosidad y/o invitar el cuestionamiento de los preceptos establecidos.
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